Ella

Supo el hombre de un alma
Que andaba sonriendo
Con cuerpo esbelto y transparente.
Era una esponja de nubes
Con lazos de tul azul, en el viento.

Desde arriba siempre el padre le sonreía,
Desde la misa ella conversaba alegrías,
Las gotas de lluvia respetuosas apenas la rozan
Mientras el viento en un suspiro suave la abraza
La tierra cerrando los ojos le beso los pies.

Las mañanas me gritan en su vos,
Las tardes me piden nómbrala,
La noche me la describe
Y yo la sonrió siete días.

Mi sombra me mira y sonríe
De pronto el corazón corre,
El estomago conversa con mariposas.
Todos los pedazos que me forman
Gritan con labios entreabiertos su nombre.

Ahora sonrió y ella está a mi lado,
Ayer también estaba mi lado,
Mañana estará y seguiré sonriendo.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

que nunca dejes de sonreir!

Juan Manuel Vargas Soto dijo...

mientras siga poniendo Dios, almas como la tuya en la tierra no dejaremos de sonreir, un abrazo que cruce un oceano.